Este verano también hemos visitado Polonia. Nos hacía mucha ilusión volver a ver amigos que se habían alojado en casa a través de couchsurfing y habíamos hablado tantas veces de visitarlos que en cuanto tuvimos oportunidad nos fuimos para allá. Sólo fue una semana, muy poco tiempo para ver toda la historia de este hermoso país pero suficiente para visitar algunas de sus más emblemáticas ciudades y de paso conocer algo más de su gastronomía. Fue precisamente en casa de una de nuestras amigas, Kasia, en donde probamos esta deliciosa sopa de remolacha, perfecta para los días de calor. Para prepararla vamos a necesitar:
Comenzamos triturando las remolachas junto con el kéfir o el yogur griego y la nata agria. Lavamos bien el pepino y le quitamos parte de la piel (dejamos algunas tiras verdes). Luego lo cortamos en daditos (si os hace daño porque lo repetís mucho le podéis quitar las semillas y con eso ya no tendremos ese problema) y lo ponemos en un bol.
Troceamos los rabanitos en bastoncillos y los añadimos a los trozos de pepino. Finalmente picamos la cebolleta y la incorporamos al resto de las verduras. Rociamos todo con el zumo de un limón y lo removemos bien para que se impregnen del zumo.
Incorporamos las verduras a la crema de yogur, nata y remolacha y removemos bien. Añadimos un buen puñado de eneldo bien picado y lo dejamos en la nevera para que se enfríe bien (mejor si lo preparamos la noche anterior)
A la hora de servir podemos acompañarlo con un huevo duro cortado en cuartos y con unas rodajas de pepino y rabanito. Añadimos un poco más de cebolleta y eneldo y listo para servir. Tenemos un plato sencillo, muy colorido y fresquito para el verano. Además, está delicioso así que no dejéis de prepararlo.
Como contaba al principio sólo estuvimos en Polonia una semana, muy poco tiempo para descubrir este enorme país pero como nuestro principal objetivo era visitar a viejos amigos que habían estado en casa años atrás disfrutamos un montón de esta escapada. Comenzamos visitando el Monasterio de Jasna Gora, el más importante de Polonia y uno de los más impresionantes.
Tras esta visita recorrimos la conocida Ruta de los Nidos de Águila en la que pudimos visitar numerosas ruinas de castillos medievales.
Para terminar el día visitamos una de las atracciones turísticas más importantes de Polonia, las minas de sal de Wieliczka, inscritas en el Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Es una de las minas de sal activa más antigua del mundo y se puede hacer un recorrido a pie por parte de la mina viendo numerosas esculturas de sal.
El día siguiente fue bastante duro ya que visitamos Auschwitz, el tristemente conocido campo de concentración de los alemanes en Polonia. Lo visitamos con nuestra amiga Annia y además de la historia que todos conocemos nos contó que el abuelo de su marido estuvo detenido en ese campo de concentración y que logró huir cuando lo iban a fusilar. Aún se me pone la carne de gallina al pensar las barbaries que se cometieron en ese lugar.
Por la tarde visitamos el pueblo natal de Juan Pablo II, Wadowice en donde se puede visitar la casa en donde nació, justo al lado de la iglesia. Luego nos acercamos al Monasterio de Kalwaria Zebrzydowska, Patrimonio de la Humanidad, en donde se puede hacer un vía crucis por más de cuarenta capillas situadas en un colina. Nosotros sólo visitamos algunas de ellas.
Esa noche disfrutamos de una barbacoa con la familia de Annia y lo pasamos genial. He de decir que nos dieron a probar un montón de platos típicos y por supuesto no faltó la buena cerveza y la mejor compañía.
El día siguiente lo pasamos en Cracovia, una ciudad con miles de rincones llenos de historia y en los que se te pasa el tiempo volando sin poder verlo todo. Es una excusa perfecta para volver y más con tan buena gente como la familia de Annia. Recorrimos su casco histórico, subimos hasta su castillo visitando la cueva del dragón, caminamos por el barrio judío y probamos uno de los chocolates más deliciosos que he comido nunca.
Dejamos la casa de Annia para visitar a otra gran amiga, Johanna pero antes hicimos una parada en otra ciudad Patrimonio de la Humanidad, Wroclaw, cuyo casco histórico está invadido por pequeños duendecillos que te encuentras en los lugares más insospechados.
Esa tarde la pasamos con Johanna y su marido Omarek en Lodz. Disfrutamos paseando por sus calles y con una deliciosa cena en uno de sus restaurantes favoritos.
Nuestro último día en Polonia fue visitando a Kashia y Andrei en Varsovia. Nos tenían una sorpresa preparada ya que después de comer se nos unió un guía turístico que nos acompañó a visitar el casco histórico de Varsovia. Al final terminamos todos sentados en una terraza del centro y tomando una cerveza bien fría. Lo pasamos genial y por la noche Kashia nos preparó una deliciosa cena en la que me enseñó a preparar el chlodnik.
Como veis lo pasamos genial y lo mejor de todo fue reencontrarnos con amigos que hacía años que nos habían visitado a través de couchsurfing y con los que congeniamos muy bien. Este ha sido un viaje muy deferente a lo que acostumbramos ya que nuestra prioridad era pasar tiempo con ellos así que seguro que volveremos.